viernes, 22 de febrero de 2008

Eres

Por Henry Di Spirito y Solange Schiaffino



ERES

“porque Valdivia es lluvia y el gris se despide repentino
cada vez que los ojos se abren
y el cielo se parece un poco más a tu mirada”
Solange Schiaffino



Eres
catadura de vino y poesía
que alarga su semblante entre las lluvias
de algún pueblo marcado por las navegaciones
de las aves que escapan
y vuelven
adonde el imposible sea sueño.

Uva y verso de añejas cicatrices
poblándose,
en un vaivén de espuma, enamorado,
de pulpas y vigores y texturas
de desgarrado arraigo que se funda matriz
y moldea
de voz la piel
y aliento y pálpito desnudo
la boca.

Eres el viento
mostrando en sus colmillos
la sangre del aroma
como signo final
del afán que establece su figura
de humedades profundas y nacientes
en la inseguridad del beso.

Todo lo eres,
vista desde el sillón de mis memorias,
cuando
un detalle de tierra
o de árboles
que martillan las sombras
entran como invasión de luces y libélulas
en los pulmones
y una hoja
atrapa los perfiles
y los arroja
hasta el fondo terrible
de la raíz y el vértigo:

Un vaho encarnecido y desafiante
se muestra incomprendido en su destello
de fruto y de campana
cuando brota maduro y agitado
al labio el beso
con la actitud de entrega de los mares
y las costas.


Enrico Espino


TAL VEZ, DE PASO

Un vago temblor puede presentirme
y mi nombre pende como hoja medio seca
en este invierno
de semblante alargado por la lluvia,
de calles apuradas, grises
como las arboledas y sus aromas colgando
también desprevenidas.

Son tan infinitas mis calles sin ecos
que no concluyen sus vigores
en los silencios que se afanan
por andarte
sueño imposible ni ave migratoria.

Puede ser que el miedo tenga aroma,
una poza que obligue a mi rostro
caer desde el quejido en una rama
y sea el vaivén terrible
de este viento
que levante su voz en el poema.

Por eso,
no quieras saber a dónde voy
ni preguntarme cómo me llamo,
desconocida
ésta que dibujas
por el destierro de tu boca
tal vez
sea que voy de paso
o que no sé reconocer tu tierra sobre la mía,
pero no sabría cómo oír
cuando conjugas el verbo eres
y responder
que sí...
soy yo.

Solange Schiaffino



MI FICCIÓN Y TUS VERDADES

"no quieras saber a dónde voy
ni preguntarme cómo me llamo"
Solange Schaffino

¿Es mi ficción, acaso,
peor que tus verdades?
¿El asombro ideal
es la antigua canción de los pecados libres?

¿Tiene forma de aroma el miedo al beso?

Estoy entre tus versos como un faro
de aquellos que iluminan las rutas olvidadas
de los barcos que nunca vuelven
y, sin embargo, pueden presentir
las carcasas vagando en la espesura
de la campana y de la niebla grave
y así,
te revelas perfecta
y sé cómo te llamas en las sombras
y sé cómo te aroman los latidos
y sé cómo palpitan tus silencios
y tus besos…, tus besos sé cómo se estremecen
cuando mi ficción
encuentra vida
en tus verdades.

Y tiene, entonces, forma
de aroma el miedo
y el labio.


Enrico Espino



A VECES OTRA

y sé cómo te llamas en las sombras
y sé cómo te aroman los latidos
y sé cómo palpitan tus silencios
y tus besos…, tus besos sé cómo se estremecen
Enrico Espino



Hasta tu mirada me concierne
cuando se trata de buscar
justo a través de lo que sabes
y es que quisiera me explicaras
cómo sabes de los círculos deseados
de los besos
cómo llega tu ficción
a ser orilla
que aroma el miedo.

Hoy me interpongo entre tú y lo que imaginas,
desprovista de tu boca
ardo curiosa en nueva génesis,
fraccionada
de emociones en acecho,
ya todas las mujeres me parecen rugidos,
pumas en el aire
y mis palabras que no arañan,
mis palabras que no arañan.

Si no me reconoces no es tu culpa
soy yo
a veces otra
de ideas descubriendo amor por asidero
soy yo intentando descifrarte
quizás un labio
quieto
a la espera de una lluvia declarada:
palabra húmeda.
Versoliberada.

Solange Schiaffino


LA PANTERA

Hoy me interpongo entre tú y lo que imaginas
Solange Schiaffino



Donde las garras
de la pantera de tus ojos tristes
sajaron los olvidos y las formas
se anidó el silencio y se cubrió de musgos
-nombrado, atardecido, susurrante-
encendiendo los verdes de la sombra y los morbos
de metal y madera de naufragio.

Donde la femenina esencia
de tu felina voz de instinto grave
desdijo los acentos del cristal
y el canto de los grillos repetidos,
nació sustancia pura
y, nuevamente, voz y, nuevamente, luna
para seguir nombrada, atardecida,
susurrante.

¿Por qué no muestras la sensualidad
que te desborda y llaga?

Cómo debo explicarte que los círculos
del beso y la memoria
se deforman silentes al calor
del instinto,
con la clarividencia o la ceguera
del que escucha
cristales, grillos, lunas
y palabras no dichas
y
versodeseadas.


Enrico Espino



VOCALES

y palabras no dichas
y
versodeseadas
Enrico Espino


Algunas son letras de pantera y saben rugir
mientras duermen o vigilan,
otras susurran vendimias
e incendian lenguajes en púrpura
y son precipicio y orgasmo polvoriento
de agosto
y vino
y tierra
y lluvia etruria en la boca.

Algunas semejan tu voz
y son tacto
pronunciación de aire,
papel como oleaje en su escritura de niño,
así arbóreas todas las 'e' con espinas
y las extasiadas por la seducción
en la pequeñísima sintonía que me roza.

Son penumbras también,
sendero a pie entre las zarzas,
como un pequeño en su enigma
de hijo poblado de preguntas
y la estridencia de un campo, a veces recuerdo
a veces espera atardeciendo
con sus grillos
y su aroma a madera,
brasa en la cocina
y un susurro actual
que sabe ponerle nombre a los círculos,
míos
como aquella rosa de Neruda
abriendo ondas
en el centro del océano.

Y entonces
¿por qué mostrar la sensualidad y sus vocales
así tan fácil,
si hay un océano
de azules, de grises verdes donde bucear
tú y yo
nuestras conjugaciones?

Solange Schiaffino



CARPE DIEM

por qué mostrar la sensualidad y sus vocales
así tan fácil
Solange Schiaffino



Difícil postergar lo que las ansias
determina vital, derecho propio,

necesario,

un poco arena y lluvia, lágrima, sol y vértigo,
un poco testimonio, pájaros que emigran
desde la soledad inquisitoria
hacia la sola soledad del vino.

Quizás, entonces,
un poco viña y fruto, esperanza y crepúsculo
sobre la seda líquida del verso,
tal la rosa imprevista de Neruda
o el fonema travieso
que quiso Mallarmé.

Algo tal vez dolido y susurrado,
algo que dice ¡Sombra!
y colorea sustantivos
y se sustancian soles y campanas,
algo tal vez volcán
rugido y roca derramándose
por inconclusas sendas
y graves precipicios.

Posiblemente sólo sea nada.

Pero terminaré,
quizás,
un poco como obrero de vendimias
con la oreja atenta a los cultivos,
muy cerca de la tierra,
a la espera del símbolo y el beso revelado

o rebelándose:

Algo tal vez poema,
algo tal vez legítimo
que ya te nombra y ama,
que en los caminos de la incertidumbre
desespera

y huye

hacia las laberínticas labranzas
donde el aroma
y el tacto
sean un beso
y la lluvia que cae, y el origen.


Enrico Espino



TRES PASOS EN UN POEMA

Algo tal vez poema,
algo tal vez legítimo
Enrico Espino


Primero fue esta tierra de volcanes
de poetas impregnados de crepúsculos
fue la lluvia
el sur reclamándote
con su beso de agua
y puerto para su arribo.

Fueron las aves, el picotear
de su hambre en la ventana
una voz felina cruzada de grillos
y la mariposa huida
hacia el imán hermosísimo de un latido
ahora espino
incrustado en el aire.

Después, la soledad poderosa,
a veces, signo y enigma que perdura en la penumbra
a veces, luz que presagia
al corazón desnudo

y es silencio

de hombre con su jarra de vino
y algo tal vez fresa y fragancia
tal vez, algo como hombros,

-mordedura de durazno-

que me rumorean
sobre la piel sus sombras

como si me amaran.

Solange Schiaffino



LA GOTA

y la mariposa huida
hacia el imán hermosísimo de un latido
ahora espino
Solange Schiaffino


Ya no sé si de tanta espera ciega
pasé como las aves migratorias
rumbo al sur con un canto entre las manos
apenas mío, tuyo, de los árboles
de los nidos tal vez,
tal vez de las certezas o el contrario
…el contrario del frío y la vigilia
que reside en los siempre de mirada alargada,
de horizonte cansada y, por repleta,

vacía.

Tal vez no entiendas nunca que tus palabras nítidas,
unánimes
como los cisnes de Darío
y concretas
como las prosas graves de Vallejo,
han tinturado el mes de Agosto
con verdeazules mágicos de impresionistas graves
en plena gota

—pues ella existe sólo mientras cae—

en pleno corazón insospechado.

Y así, de pronto,
en la caída plena mientras somos ,
en un mes que se agota sin remedio,
se arraciman los versos y en tu Chile,
en tu horóscopo,
en tu lluvia y tu vino y tu poema,
carga, pasado, pueblo antiguo y viaje,
extranjero en mi propio asombro,
te reconozco y palpo, vivo y muero
en el combate efímero y frutal
del hombre y la mujer que buscan algo
de sí mismos
en el otro,
desbocados.


Se reconstruye el tiempo
y la gota que cae,
y el vacío infinito.


Enrico Espino



SANTIAGO EN DOMINGO

te reconozco y palpo, vivo y muero
en el combate efímero y frutal
del hombre y la mujer que buscan algo
Enrico Espino


Santiago recorrido en domingo
cuando la misa hondea parabienes
de una Violeta muerta y los verdeazules
y los rojos y los blancos
son vivos que sonríen a solas y contigo.

Una campanada fresca, quiero mostrarte
y su contextura de viento
que podría guiar tu rumbo,
aunque resuene
como a carreta enflorá
y a leche y a caballo pobre
en las afueras del mercado.

Llamarte con cariño, quiero,
aunque interrumpa tu nombre
el predicador de la plaza
y desvíe mi llamado
frente al monumento del poeta y luego
un violín invite a compartirte a Bach
en los pasillos del Metro.

Porque a veces las miradas son tacto
y ascienden
para buscar el pálpito de lo querido,

como si fueran mis ojos los teleféricos
del San Cristóbal
y en panorámica
te explicase,
sabrías de nidos, de bosques
de injusticias
y costanera norte
atravesando mi ciudad que parecen dos
con una sola virgen en la cima.

Porque a veces la voz puede iluminar
y hasta parece un sol besado
si escuchas sobre las esculturas
de juncos doblegados por el fierro,
de la mujer de piedra y su vientre que es un río
que está en medio de la tierra
que está en medio
de autopistas
y tajamares
justo en domingo
cuando
en las calles ya se venden banderas
bajo los ciruelos que son promesa
y a orillas del Mapocho hay desfiles de rostros
que esperan el transantiago
que esperan

que esperan
como nosotros
mientras se reconstruye el tiempo
y cae una gota que parece infinita.

Solange Schiaffino



INVENTANDO SANTIAGO

Porque a veces la voz puede iluminar
y hasta parece un sol besado
Solange Schiaffino


Se fragua por las calles de Santiago,
en medio del silencio del bullicio,
un algo inevitable
que entre la melodía de exquisitos bohemios,
hijos de un Pan urbano y de ceniza,

cae

como la primavera sobre Chile

-o sobre el mundo
o sobre el alma-
imprudente,
necesaria,
trascendente y herida, como ave
con araucano vuelo
en pleno Parque Metropolitano,
sobre un poeta triste por vencido
en la fría caliza de los honores.

Y así, plegaria y queja balbuciente,
camina rebelándose y casi revelado
el fruto con aromas de naranjas
sobre un labio que tiembla o que palpita
forzando que el sabor de un beso duela
como el vuelo preciso de los cítricos
rumores de los gajos incendiándose
de Septiembres y verdes y campanas
y amanecidas voces de hilo transparente

que despiertan delante de un semáforo duro
en pleno centro de Santiago,
un día de domingo.

...

Allende
el araucano vuelo y las estatuas,
lejos, muy lejos

-de latidos cercanos-

y

un poco como Bécquer inasible,
un poco como Buesa desprovisto
o como Alberti herido de mar y fronda y cuna
la vida continúa su racimo,
y las ansias,
y el vacío infinito:

La vida
que en primavera recomienza
y que en tus labios se proclama espina.


Enrico Espino




DEMASIADO REVELÁNDOSE

Se fragua por las calles de Santiago,
en medio del silencio del bullicio,
un algo inevitable
Enrico Espino



Veloces recorren las palabras
su trayecto de emoción a materia,
un poco tú
como todos los que aman
mar de sílabas
o palmeras de sonrisas que son tacto
y caribe herido en el aire,
que son también un poco tú,
fogata nocturna,
cuando
mi poesía es como todas las estrellas
que inician su muerte
al abrirse la pregunta.

¿Qué se fragua en los ocasos del Tigre,
qué memorias
nítidas, sombrías,
rugido, quizás de calles repletas
registran
ese algo invitable
que cae y silencia?

¿Qué de todo esto
semeja a las primaveras
que en tu tierra,
sean aves círculos y besos
de naranja
agridulce en la escritura de los labios?

Un hablar de lo que existe,
se me arranca así bullicio de latidos
o ansias
desequilibradas,
locas, fugaz montaña
que no mueve la fe,
escribiendo,
quizás yo
un poco como tú,
demasiado corazón
revelándose.

Solange Schiaffino




UN POCO COMO TODOS

Veloces recorren las palabras
su trayecto de emoción a materia,
un poco tú
como todos los que aman
Solange Schiaffino

Soy el recuerdo y algo que presiento
en la madura cima del vigía;
un poco como todos los que aman
el baile de la sílabas sonoras
y el cálido vibrar de los orgasmos.

Nunca tuve dos pares de esperanzas
para correr bien cerca de los sueños;
un poco como todos los que corren
tras de sí, tras del alma, tras la pena
que te edifique, poco a poco, canto.

Tengo, sí, mi porción de piel herida
y sonrisas, por tristes, deseadas;
un poco como todos los que, pronto,
se aprisionan, sin más, en los espinos
sin pensar ni en la espina ni en lo amargo.

Detrás de las morrallas del silencio
tuve voz que, por verde, fue sincera;
un poco como todos los que brotan
desde el fondo del vértigo y el cáliz
de la mar, de lo humilde, del arraigo.

Me arrullaron los vientos que se embrean
a las palmas, moriches y cañadas,
un poco como todos los que habitan
los aromas del sur del miserere
y las sombras ardidas del encanto.

Soy niño que, por hombre, no renuncia
a la mágica senda del asombro;
un poco como todos los que saben
que hombría no es el hombre ni la fuerza
que pierde con el paso de los años.

Atravesé, desnudo, las semblanzas
de las sombras dormidas en mi boca;
un poco como todos los que un día
descubren que los morbos nos inquieren
desde el fondo de un beso recordado.

El día que mis labios se encendieron
tronaron balalaicas ya por siempre;
un poco como todos los que, hondo,
aprenden los caminos indecentes
y admiran a los cristos y a los santos.

Muchas veces perdí cordura y letra
en carne y pulpa y grana de una ninfa,
un poco como todos los que truecan
en pulso contenido los deseos
y en lluvia lujuriosa los recatos.

Ha mucho estuve enfermo de arrogancia
y bebí de la vida, despectivo;
un poco como todos los que tienen
el burbujeo efímero del tiempo
en mano adolescente aprisionado.

Nunca pude saber si existo apenas
o me inventan las gentes que yo sueño;
un poco como todos los que duermen
en la utopía propia de la vida
y muriendo descubren su letargo.

Tuve y tengo la urgencia del poeta
de interrogar las cosas que tropiezo;
un poco como todos los que intuyen
que el silencio del cosmos es lo único
que merece la pena ser contado.

Descubrí que en un verso cabe el mundo
y en él un universo de universos;
un poco como todos los que aprenden
a encerrar los pasados en un signo
y en el símbolo darse por hallados.

En fin, que tanto tuve poco y nada
que es poco más de lo que quise y quiero;
un poco como todos los que esperan
laurel, azul, campanas y que siempre
desesperan, de esperas, ya cansados.

Y yo me voy dormido en la memoria
pues soy recuerdo y algo que presiento;
un poco como todos los que sienten
que la vida es un sueño que se sueña
y la muerte es vibrar en otro estado.

Y así sabrás a qué renuncio, ávido
de abstracciones miles en el alma,
de sones, claroscuros y te quieros
para ser y no ser en esta vida
en que somos un poco como todos.

Enrico Espino



MIS MANOS Y TU SONRISA

quizás yo
un poco como tú,
demasiado corazón
revelándose.
Solange Schiaffino



Hoy
el cielo sobre el tórrido Chimire
es una líquida violeta indócil
que te nombra.

Y no puedo mirar mis manos.

Tiene ondas de sangre en un costado
parecidas a calles terrosas de mi pueblo
y tu sonrisa es el horizonte.

La paz es un Chaparro y los Mereyes
son rudos cuidadores del latido
ya del viento enredado entre sus ramas
ya de un beso cuajado de palomas.

Lejana, de horizonte herido, tienes
arreboles colgados en tu pelo
y versos de poetas en tus labios
como en una barrica perfumada
añejando poemas
y cicatrices verdes de volcanes.

Y yo me acuno en tu sonrisa.

¿Cuántas ciudades hay entre Santiago
y Caracas, dormidas o durmiéndose,
sin saber que desfilan graves pájaros
de desgarradas alas, con un beso
desvelado?

Una línea
perfecta
marca tu sonrisa:

Y no puedo mirar mis manos
que, por vacías, duelen.


Enrico Espino




MUERTE CON GIRASOLES

Y así sabrás a qué renuncio, ávido
de abstracciones miles en el alma,
de sones, claroscuros y te quieros
Enrico Espino



¿Viste Modena y su Rigoletto silenciado?
Suelen morir los girasoles
al borde lírico de una voz que se despide.

Así también los recuerdos
suelen morir
mientras maduran las cimas
y unas manos dibujan al hombre,
reconocido
en el amor de lo cálido
en la sensorial tibieza
del baile
entre sílabas y orgasmos.

Así fueras de esperanza única, quizás
deshecha de lluvia
para esculpir deseo y verso
o fueras burbujeo efímero
de piel herida
o asombro en la bondad,
yo sabría que eres un poco como el azul
que amo y que me nombra.

Aunque casi fueras una balanza
conteniendo su pecado o su pureza
en el medio tembloroso
entre vanidad y prisión
y confundieras identidad y existencia
en el sueño propio o de los otros,
yo creería que eres un poco como el poeta
urgente
al que se puede hallar en el silencio
que es ese cosmos que amas,
de verso íntimo
y sonoridad de alma plácida.

Y aunque no renunciaras a nada
y la vida sólo fuera un sueño que se sueña,
yo amaría
que sintieras un poco
como la gota que cae
y vive en mi presente.

Solange Schiaffino




SÓLO EL POETA SOLO

como la gota que cae
y vive en mi presente.
Solange Schaffino



Sólo el poeta solo
frente a su propia imagen y utopía
pudo esbozar la forma de la gota
en el breve suspiro
del somos .

Y la lluvia que cae bautizándolo todo.

¿Realmente partirán los barcos duros
que un día abarrotaron de esperanzas
ultramarinas las bodegas ciegas
del estertor herido?
¿Regresarán armados de araguaneyes altos
a las mismas bahías que el Vesubio requiebra
con la misma fragancia de lluvia y de nostalgia?

Una gota cayó con voz profunda
sobre la líquida tensión que anida
el tiempo y los espacios sobre Modena
y Santiago y Madrid y Paysandú
y el norte del latido y el sur de la mirada
en un beso a mitad del amarillo
sabor de la naranja, como un siglo de árboles
sedientos de pasiones y poemas
que dudan del arraigo y las virtudes
del tiempo: que termina devorándonos.

Ya no sé si Caracas y sus ruidos
o las olivas graves
de la Campania verde
o un dejo de campanas o campánulas
en un crepúsculo que ríe
o que llora
podrán decir
lo que quiero
a sotto voce:

sólo la gota vive en el presente.


Enrico Espino



IL TRITTICO PUCCINIANO

Ya no sé si Caracas y sus ruidos
o las olivas graves
de la Campania verde
o un dejo de campanas o campánulas
en un crepúsculo que ríe
o que llora
podrán decir
lo que quiero
a sotto voce:
Enrico Espino



Rodolfo

Espontáneo, tras una puerta azul, sollozas
nuevamente buscando calidez, gota y
rosa desbaratada de poesías,
índigos relatos de luna sobre las noches
como si Santiago y Caracas tensaran en agudas,
ópera y dolor de manos gélidas y versos para el invierno.


Mario

Esbozas una pintura de aire libre, de verde
naranjas y violetas de crepúsculos indóciles, de besos
renunciando a las costas y a los nunca de un mediterráneo
infinito que me sabe celosa y se pregunta:
¿Cuánto de mí se enreda en tus azules,
océanicos labios donde lucevan le stelle ?


Calaf

¿Eres acaso respuesta o capricho de quimeras
Niño, ¿acaso por mí mueres?, ¿por mí solamente
revelas los enigmas de los nombres y de tus manos
invisibles? ¿Dime, qué oscuridades dormirán sobre las gentes? y
¿Cuándo serán Valdivia o Campania, primaveras que nos aguardan
orbitales, perdidos de lluvia y lenguaje?

* Rodolfo (La Bohème), Mario (Tosca), Príncipe Calaf(Turandot)

Solange Schiaffino



EL CANTO DEL GRILLO

¿Qué sencillez se enreda como gritos
y luciérnagas rotas de lujurias
en las ramas del árbol y el silencio?

¿Y, cómo?

Se escucha la canción del absoluto
derramarse dolida por el índigo
nepente de la medianoche sola
en la recóndita canción de génesis
y pureza doliente del grillo madurado
al filo del cuchillo de la umbría
soledad.

La soledad que pudo ser azul
o verde, como las distancias pálidas
que separan plegarias y viñedos
con nombres ásperos
de ciudades y estatuas amargadas,
pero salvables con un salto lúcido
de volcán conmovido.

Pude esperarte en los silencios duros
de las tardes que llueven decisiones
con poemas azules y metáforas
de ardidas cicatrices y vendimias
marcado con tu aliento y madreselva
escrito sobre un libro inexistente
que iluminan las paces de los lirios.

Pude decir ¡Susurro!
y silenciar los siempre de las sábanas
y alzar, introspectivo, tu silueta
en el vacío solo
del poema.

Pude pensar el tiempo de tu espera
verdeando limones con silencios
y saborear el cítrico sollozo
disuelto en mi saliva como un golpe
al conocer los cántaros del vino
y saber que habitaba en otra espera.

Sin embargo, prefiero las caricias,
la cercanía tibia de tus manos
y la madreselva
de tu aliento. Por eso salto grave
catedrales y médanos y ríos
montañas y plegarias y viñedos,
gentes sin rostro despidiéndose
y volcanes
de roca roja derramándose,
para estar junto, muy junto,
a la ciudad que sigue recordándote
como la gota que cae
o el poema infinito.

Enrico Espino




CONTRADICCIONES


La vida sin la muerte ya no es vida
E.E.


Saber que poco sabes es de sabios
y amar si no te aman de inocentes;
vivir cuando morir es necesario
en un poema tibio de septiembre.

Un beso nunca dado es infortunio,
dolor, cuando es amor, un bien preciado,
rozar cuando sentir sabe a desnudo
mintiendo en la verdad de cada labio.

Buscar sin encontrar es el camino,
cantar sin voz ni pena la cordura,
sin Sol, estar sin Sol, es duro sino
y más el grito mudo de la Luna.

Ya ves, ya ves que soy un poco tonto
y que me embriaga más la sed que el llanto;
llorar cuando reír de todos modos
no detienen los pasos de los años.

Gritar cuando decir es sólo sueño,
perder cuando ganar es bien de pocos;
cantar, decir, gritar cuando el silencio
quiere imponer su voz entre nosotros.

Correr si caminar no es suficiente,
blandir cuando esperar es demasiado;
bajar, bajar al mar, mudo a la suerte
como el río que pasa murmurando.

La vida sin la muerte ya no es vida
la muerte sin la vida simple nada;
me voy, me voy al mar en una brisa
que sopla desde el fondo de mi alma.

Enrico Espino



RETAZOS


Déjame dueño de la espera amarga
en esta noche sola y de retazos,
de recuerdos dormidos y angustiados,
para dormir el sueño de la nada.

No te acerques desnuda a esta llaga
que carcome siniestra los horarios,
no muestres los estigmas de mis manos
que anclada a tus ausencias tengo el alma.

Oscura la verdad de no tenerte
que llega por las ramblas de lo incierto
en un silbo de sueños doloridos.

Déjame dueño de la espera y siente
como muere la noche entre mis dedos
con el signo de sangre en su latido.

Enrico Espino



¿DÓNDE?


¿Es la lluvia con su canto repetido
quien invoca, con tu acento, las memorias?

¿Son fantasmas que me pueblan con la luna como garra
que desgaja los presentes
y desmiembra los pasados?

Ya no sé,
no recuerdo las canciones de la tarde
en la línea horizontal
del silencio.

Yo, mortal,
con la muerte entre los ojos
cual girándula de feria,
me desdigo para hablarte de las ganas y las formas
que mis manos
ya presienten y acarician y desgarran
carne toda, tibia pulpa, graves labios,
humedades,
toda tú
con sus hondas cicatrices,
todo yo.

¿Dónde han ido las palabras a inventarte?

¿Dónde han ido?

Enrico Espino



DESAFÍO EN CATORCE LÍNEAS

Déjame dueño de la espera amarga
en esta noche sola y de retazos
Enrico Espino.



No me obligues a nada en un soneto
ni prohíbas de tana algún desnudo,
porque libre de miedos me presento
ya no cuento los versos, sólo un muso.

Me acerco por extraño sortilegio
y me abrasan las horas sin un rumbo
que puedas tú o yo cambiar ni en sueño
pues cae mi razón en tu susurros.

No me pidas dejarte a oscuras, cree
late más fuerte el aura de mi espalda
si más ausente tú y tus retazos.

Ni dueño de la espera, si lo quieres,
ya Espera tiene nombre y es mi playa.
Es sur y mar que amas y un abrazo.

Solange Schiaffino



SIEMPRE ESTARÁ VALDIVIA

"Sin embargo, prefiero las caricias
la cercanía tibia de tus manos"
Enrico Espino

Siempre estará Valdivia con sus ríos
adentrándose al mar que espera y ama
como yo, como tú,
mil lunas sobre el Calle-Calle, astros
o voces arrasando metafóricas
los soles de distancia
que demoran la noche y sus veranos.

¿Cómo restablecer ahora el equilibrio
con una tierra ensanchada
de horizontes?

Hay una hora rebelde cada día
en que soy yo, sonriendo volantines
o manos persiguiendo un nombre, o nubes
que forman sutilezas, letras E
de esperanza, de espacios galopados
por un arco iris cursi, pero cierto
donde arribaron voz
y lejanías.

Y soy yo, corazón, nuevamente
campanil de rapsodias
para aves tristes, besos
que aletean
insumisos y azules, subsistiendo
indóciles,
infinitamente inocentes
hiriendo con sus I, de espinas niñas
estas horas rebeldes
que transcurren inertes y me duelen
también.

Porque allá estás tú, salitral de signos
inventando poemas y extravíos
de palabras y versos que no cesan
de preguntar
al alma que ya se rinde solidaria
y se define:
¡Hacedme de sonidos muy pequeños
de alba inspirada y noche moribunda
que ya bebe mi cuerpo
el cálido murmullo de una gota!


Solange Schiaffino



VUELVO A TI


Vuelvo a ti, dulcemente renacido,
como vuelven las tardes a los árboles
luego del vuelo herido en la guitarra,
como el grito callado de las fugas
de caracolas, grillos, oraciones
y metáforas vivas, a los versos
y a mis manos que esperan en la espera
de las canciones y las catedrales.

Vuelvo al nítido azul de la nostalgia
con la luz dibujada en el océano
que palpita sin rumbo
en el trayecto justo de mis dos corazones.

Regreso
como el mar regresa,
beso a beso,
mi
latido.

Enrico Espino



NUNCA APRENDÍ LA LENGUA DEL SILENCIO



Nunca aprendí la lengua del silencio,
por eso callo a media voz
ante la rosa azul de los poetas,
las formas que la ola desdibuja
en las arenas tibias, cuando largan
suspiros a lejanos encantos y sonrisas,
y las lluvias de agosto y los crepúsculos.

Por eso entenderás lo inevitable
que resulta decir a media voz
las cosas que el silencio comunica,
con la antigua virtud de los carteros
y la alegría de las mariposas,
cuando callo, diciendo que te amo.

Enrico Espino



BREVE VERSIÓN DE FUTURO

Alguno de estos días, como a Adán,
recibiré tu cansancio y tu locura
No importa si eres versión agónica
de piel animalezca
o del anonimato de las cosas.

Hojas reverdeciendo las tardes
serán asedios de otro tiempo
y le pondrán significados
a los otoños que se van,
aunque no sea con tu voz
ni con tus manos
en el costado roto que espera.

Probablemente como estridencias de insectos
sentiré las mordeduras de un final
que no se escribe aún
toda piel,
yo tierra bañada con mi espuma
balbucearé grillos de barro, tuyos
como adivinando lo que tu boca
pronunciará
cuando apenas
la palabra sea cuerpo.

Solange Schiaffino



UN POEMA ENAMORADO

Esta vez, si me dan los vuelos, quiero
escribir un poema enamorado,
imaginarte cierta como el pan del domingo
o como las campánulas azules
que alguna vez sembró mi madre en los jardines
y que ahora aroman la tristeza.

¿O no es estar enamorado tantos,
pero tantos azules conmovidos
traídos de la tarde y sus enigmas?

Esta vez te imagino como un viaje
a través de la infancia,
como una larga galería sola
donde existen los diálogos del niño
con el asombro

y los regalos cuelgan de los árboles.

Tienes, entonces, trenzas a los lados
y una sonrisa mágica de lirios
de donde brotan oraciones
como quien dice Sol o Luna o Tierra
y la verdad tajante en la mirada.

Yo no existo en tu mundo, todavía.

Yo soy un sueño imaginando un sueño.

Ya tienes madreselvas que te aroman
y una canción de espumas que te puebla,
porque los días y los años pasan
como un suspiro frágil a través de mis labios
cuando imagino el vuelo de la alondra
apenas despertada de tus senos,
un septiembre cualquiera, a mitad de los higos
o la naranja.

Yo intentaba un poema enamorado
para cuando tu pelo ensortijaba
las tardes frente al mar, en plena lluvia
o cuando las estatuas sollozaban
su dura trascendencia a las palomas
y tus manos nombraban el paisaje
con un simple ademán ya de niña y mujer
dormida entre mis sueños.


Pero fueron intentos, solamente.

Y de tantos poemas que inventaba
uno, cierto y azul, como el sabor
de la tarde
cuajó en gota fresca de rocío
o de lluvia o de mar o de lágrima o cielo
que cae
con el desdén terrible del que ama
porque conoce el filo de la palabra amor ,
que existe porque existes
y porque ya te había imaginado,
exacta, como el pan del domingo.

Enrico Espino



COINCIDENCIAS


¿Qué cantos traerá el cristofué
este septiembre dulce que en tu boca
ha decidido hacer un campanario?

¿Es coincidencia simple que tus dedos
escurran tinta y sol de girasoles
risas de giraluna
y la cadencia añil de los monzones?

Ven, dame el corazón y caminemos
sobre la coincidencia como un grito
que se fuga a ninguna parte y duele
y sintamos la vida desvivirse
con la seguridad de hacer un gesto
al desparpajo,
de dormir a la noche con un cuento infantil,
mientras acariciamos una estrella
y funde tu silencio con el mío,
ahora,
ahora que aprendimos que el silencio
es la palabra altiva del poeta
y la noche la esencia que nos vive.

¿Qué cantos traerá el cristofué
este septiembre dulce que en tu boca
ha decidido hacer un campanario?


Enrico Espino




DIÁLOGO DESDE LA CIUDAD

Ya te hablaran las bocinas,
el ladrido del tráfico y sus devoraciones del día
- que se me antojan puro materialismo
ajenidad y pocas veces,
flor azul apenas brotada
y mariposas tras el parabrisas -

para llegarte canto como ellas, frágil de alas,
efímera de rocío
en la suavidad de una idea que revuela y muere,
pero que deja su estela sonora
en tu boca.

Ya te dijesen mentiras las horas de la tarde,
las imágenes raídas
de los techos y las paredes continuas,
- semejantes a las uniones de las voces
como sinalefas que se estrechan
en las calles de un poema -

para creer que soy edificio
construcción de presentes
con su arquitectura moderna, cierta,
que quiere cubrirte,
como lo hacen los cristales de la torre más alta
para que se haga sombra algún espacio
en la piel
capaz de atravesar estas distancias.

Ya fuese silencio de teléfonos
con su buzón de voz y memorias
a donde van a dar todas las palabras
con la tierra alrededor de un sol
celoso
- porque me sé planetaria
y caprichosa
como el astro en su centro
yo en los versos tuyos como apamates
en septiembre,
temblorosa y enamorada -

y sabrías igualmente cómo hay bulla detrás de mis sonrojos
de mi cuerpo que no sabe decirse,
anhelante
de que seas tú quien hable dentro.

Solange Schiaffino



DESCRIBE LA CANCIÓN

para que se haga sombra algún espacio
en la piel
capaz de atravesar estas distancias
Solange Schiaffino



Ven, mira en la ventana. Llueve gris
y la lluvia me dice que te bese,
¿recuerdas?
A ver,
describe la canción que nos cantamos
una noche de octubre bajo el tríglifo
mal imitado
de una escuela sola
en una selva sola a la mitad
de la inocencia
mientras la lluvia fría nos buscaba
como desesperada y nos mordía
apenas,
apenas la mirada, el hombro dulce
que mantenía firme los tirantes
de tu vestido blanco de cayenas,
los brazos apretados en tu pecho,
apenas,
como el que pide bendiciones verdes
o los abrazos tibios de la orquídea,
y los pies, que obligaba a que estrecharas
las distancias azules de tu cuerpo
y mi cuerpo.

¿Será que puedes describirla?

Salpicaba y mordía
esa lluvia bendita y en tus ojos
y en mis ojos nacían las luciérnagas,
el frío cosechaba los abrazos
y te nacieron uvas, desde entonces,
en los senos.
Al fondo se escuchaban los murmullos
de las ferias del pueblo y, de cuando
en cuando, la explosión de los cohetes
al paso
marcial,
seguramente,
del santo
patrono
y la canción de lluvia y quince años
que nos cantamos mudos
en los adentros solos de la selva.

¡Ah! Deja que sonría
pues, sé que sí,
que sí, que puedes describir el canto,
ahora
— y deja que sonría, niña—
medio siglo después
si me callo en tu boca mientras llueve,
como ahora,
con un beso.

Enrico Espino


LO CONOZCO

La lluvia
como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz,
bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.
José Ángel Valente, "El temblor"



Lo miro, lo veo lluvia
le muestro sus manos
al hombre desnudo que me contempla.
Lo sé temblor y arrebato de letras en la tierra
y puedo oírlo amansando pájaros
como un cetrero de metáforas
que a veces se alzan rapaces
contra su corazón.
Veo sus ojos ocultando de iris,
la serenidad bajo la fiebre.
Puede y quiere ser musgo de montaña,
pero es látigo de agua fresca
lamiendo las llagas,
porque sabe de heridas y ríos
que llegan a ser canciones
como un girasol mudo y exacto
con su cuello curvo de oír alondras.
A veces me asusta como a él
el bosque oscuro
hacia donde nos internan las sombras
y su arte de atraer el aroma del instinto,
pero yo prefiero esperarlo,
porque de él poseo sus manos
y sé que si abro mis ojos
él podrá tomarme de la luz
y seguir el camino hacia
el recuerdo.
Del tiempo nace siempre otra pregunta:
¿Por qué tendría que negarse el amor a amar?

Solange Schiaffino



ESTA FRUTA QUE NACE APENAS FRUTA

¿Por qué tendría que negarse el amor a amar?
Solange Schiaffino



Esta fruta que nace apenas fruta
en los labios nacidos para el beso
tiene sabor de verso y cordillera
y un parecido franco a las vendimias.

Y es que tengo en mi boca la frescura
de dura redondez jugando al miedo,
para que no se pierdan las estrellas,
para que no se duerman las caricias.

Yo, que busqué las asas de la tarde
para cargar el tiempo a mis espaldas,
decidí madurar tu piel de lluvia

con vaivenes de pálpitos y carnes
y ya no ser sin ti sino palabra
que busca la estación de tu cintura.

Enrico Espino


DESDE EL ORIGEN

I

Amor, despiertas fruta originaria
el beso oído y boca
como furia de noche antes del fuego
los dos de piel, mordientes,

mientras yo hembra tan desfigurada
tú, voz de lluvia ronca
un teatro estrenándose de nuevo
y un sol ahora albergue

como esta tarde íntima que grita
en silencio a lo bestia gutural
su vieja obra edénica.

De Adán y Eva su error desmitifican
cuando es tu verbo un pálpito final
por mí hasta que muera.


II


Es día de primeros momentos
recuerdos
la confesión de soledades
la hora yéndose
y el insomnio excitante
de entrar un poco cada vez
más lejos de las montañas
y asombrarse
por cómo asoman una a una
las porosidades de la piel
comprometida
como descubrimiento que se arruga en el vientre
que late fluyendo hasta en el aire
que duele
que arrastra
que tiene claro
que es como los primeros días
cuando dije te quiero
y ya esperaba
saber escribirlo
y te tocara.

Solange Schiaffino



UNA MUJER EN UN POEMA


Existe una mujer en un poema
que mira siempre el mar y que su rostro
es un enigma desnortado
caído del crepúsculo.

Ella no sabe
de días ni de noches ni de lluvias
y escarba el horizonte impresionista
como quien ve partir a la esperanza
o espera la llegada de cargueros
venidos desde el puerto sucedáneo
de la melancolía.

Nadie sabe si llora
o su sonrisa es vuelo de gaviotas de niebla,
si sus manos se enlazan o son cuenco
que espera a que una lágrima de nubes siempregrises
caiga, como las horas caen en un reloj,
si el mar es mar o esbozo de una promesa áspera
y atardecida,
y nadie le confiere potestades
de andarse en las arenas
con un dejo de morbo en la cintura
o un ademán de sangre entre sus labios.

Una mujer en un poema
atrapada entre el blanco de una página
y la metáfora de las libélulas
que se miran bailar en un estanque;

mujer
que se nace palabra del ocaso
mientras pronuncia un nombre hecho de sombras.

Así la he visto, escrita en versos,
y me tendrán que permitir, amigos,
ahora que atardece la memoria
y el mar es mar apenas bosquejado,
que diga, simplemente, en el poema
que nace en vuestros ojos, sin permiso,
que la amo.

Enrico Espino



PREGUNTAS

¿Cómo será mirarte barco y tristeza de puerto, cumplida
a tiempo del sueño náutico y sosegado?

los navegantes izan versos
y el poema es - a veces - mar que me recorres, piel

¿Cómo será confiar mi oído a tu memoria
y dejar que su atonía
se vuelva impulsos que se escriben en la costa?

Cuando las preguntas cesan pienso en dejarte
y que el horizonte se aleje con sus rojos violetas
que yo pueda doblar y guardar
como a una fotografía de marina
en su instantánea fría e indiferente
o como a un acuario
que de vez en cuando se mira
y hasta se sueña con que el alma o una misma entera
puede adentrarse en sus magias
hasta ser respiración branquial, océanica
y de otro mundo,
pero resulta que siempre se hace tarde
y la noche nos inquiere.

los navegantes izan versos
y el poema es - a veces - mar que me recorres, piel


y me pregunto
¿Cómo será amarte más lejos, más ajena
más yo misma afuera de estos versos?

Solange Schiaffino



DES DE DÓNDE ME LLEGAN TUS SILENCIOS


los navegantes izan versos
y el poema es - a veces - mar que me recorres, piel

y me pregunto
¿Cómo será amarte más lejos, más ajena
más yo misma afuera de estos versos?
Solange Schiaffino



¿Desde dónde me llega tu silencio
en esta hora que ilumina el vino?
¿Adónde están los labios alunados
con que esbozamos el primer poema?

Han pasado las manos y los días,
las tintas, las mudeces de la lluvia
han pasado sin más, como un susurro
apenas sal, apenas mar, apenas.

Yo quise no saber de la palabra
ciego de mí, de ti…, de todos modos
edifiqué mis versos en tu arena

y, como si supieras que yo habito
afuera de mi piel y de mis huesos,
dices amor …y el viento dice "Es ella..."

Enrico Espino



DESDE EL OTRO LADO DE LA CORDILLERA


Desde estos bosques de sur y de frío
crecen ahuyentadas mis palabras.
Crece un amor como pasto a orillas del camino
-sin permiso- arrebatado como flor silvestre
sin raíces también.

Desde aquí el susurro es un viento implacable
abrumador,
agita la superficie y yo de agua
decido que me lleve
hasta donde el cielo me toque
y sea azul y azul
o cordillera traspasada.

Hoy conservo su voz como a un chocolate
para la hora en que el frío
me sea interminable.

Solange Schiaffino